Una semana después de que nace el bebé, éste es circuncidado y oficialmente llamado Jesús. Cuando Jesús es un niño pequeño, van a un templo donde conocen a un hombre llamado Simeón. El Espíritu Santo le había asegurado a Simeón que no moriría sin antes ver al Mesías del Señor. Simeón ve a Jesús y lo declara el Mesías prometido.