Un hombre limpia y cuida la habitación de su hija. Pero su hija está en un bar tomando. Ella recuerda cómo le robó a él y huyó de casa. El padre recuerda a su pequeña niña. Una pequeña lata se desliza a lo largo de la barra frente a la hija. En un recuerdo, el hombre y la hija juegan con latas, hablando entre ellos. Pero un hombre se sienta junto a la hija en el bar y desliza la pequeña lata lejos de ella. Ellos toman juntos y se va a casa con él. Ella se siente terrible y regresa corriendo a su departamento. El padre despierta y hace otra lata. Pegándola a un precioso papalote rojo y lo eleva al aire. Aterriza en el departamento de la hija y tratan de hablar entre ellos, pero les es difícil escucharse tan lejos. Caminan uno hacia el otro, recortando el estambre y pegándolo otra vez para acercarse y escuchar más claro. La hija finalmente se encuentra en un camión. El padre espera en la parada del camión. Ambos recuerdan los buenos y malos tiempos. Cuando el camión hace una parada, ella casi se baja del camión. Se sonríen mutuamente. El padre está feliz de verla. Pero deja caer la lata y se sube de nuevo al camión. Ahí, en su asiento, hay otra lata. ¿Qué pasa a la chica cuando huye? ¿Qué quiere la hija al final? Qué crees que evita que ella se baje del camión? ¿Haz querido alguna vez reconciliarte con alguien, pero no pudiste? Este cortometraje no pretende comunicar el evangelio, sino facilitar una conversación que revele nuestra necesidad del evangelio. Piensa sobre cómo tu propia historia y las historias de aquellos con quienes estés viendo, se conecta con la historia de la película y la historia de Jesús. Esta historia está inspirada en una historia que coontó Jesús y está plasmada en la Biblia. Es la historia del hijo pródigo y se encuentra en Lucas 15:11-32. La historia o parábola es acerca de un padre y sus dos hijos. El hijo más joven prefería las posesiones del padre más que una relación y toma la mitad de su herencia. Huye y la gasta alocadamente en tierra extranjera. Muy pronto está sin un centavo, sin amistades y a punto de morir en una zanja. El hermano menor recuerda qué bien eran tratados hasta los sirvientes del padre. Decide regresar a casa y pedir ser un sirviente en la casa del padre. Cuando regresa es sorprendentemente recibido con amor y alegría por su padre y aceptado de regreso en la familia. El hermano mayor se enoja cuando el padre acepta al hermano menor tan fácilmente. Él ha seguido las reglas toda su vida y piensa que desea más amor y crédito de su padre. Sin importar lo que hayamos hecho en la vida, Dios nos está buscando y quiere una relación personal con nosotros. Ya sea que hayamos sido rebeldes como el hijo de Lucas (y la hija en la película) o como el hermano mayor, quien trata de ganar y manipular al padre con su buen comportamiento, Él todavía quiere en una relación con nosotros. Para tener este tipo de relación personal, debemos reconocer que somos pecadores y que nuestro pecado nos separa de Dios. No hay nada que nosotros podamos hacer para alcanzar a Dios. Sólo el hijo de Dios, Jesús, pudo cerrar esta brecha a través de su muerte y resurrección. Debemos aceptar individualmente a Jesús como nuestro Salvador y Señor para poder conocer a Dios personalmente.